Me busqué. En Mis ojos, en mis manos, en mi propia piel que no será nunca mas la piel de otro. Me busqué en el vacío; Navegando soledades, descubriendo los mapas de mi sonrisa sobre la noche.
Y me encontré. En el miedo, en la fresca incertidumbre delante del espejo.
Depronto abrí los ojos y descubrí mi cuerpo abrazado por las lágrimas, exiliado de la patria del vértigo. Allí simplemente seguía dormida, soñando con caballos blancos.
1 comentario:
Eso de que "mi propia piel que no será nunca más la piel de otro" es muy poético y muy diciente, además de no ser cierto.
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